martes, 27 de abril de 2010

Corazón tan Blanco


Siempre fui de la teoría de que la verdad hay que decirla, tal vez por esto durante mucho tiempo no me acomodé a ciertas cosas... y bueno, cuesta.
Y después de siempre hice mi carrera de grado en una universidad en la que su lema era: VERITA LIBERABIT VOS, esto es: La verdad te hace libre o "The truth will set you free" Y bueno, esto es una señal y siempre tuve razón. (me dije).
La verdad hay que decirla, porque eso libera y permite tomar decisiones sinceras y coherentes con uno mismo.
Ahora, que pasa con esas verdades que no aportan nada, que no cambian el curso de tu decisión ni la del otro, ¿Es necesario escucharlas o decirlas?....creo que no.
Hay verdades innecesarias. No hacen falta.
Demasiada información para procesar e incorporar. Para que querer saber tooooodo, si hay cosas con las que no vas a poder lidiar. Entonces, creo yo desde mi humilde posición, que no hay que ser egoísta y hay que decirle al otro todo aquello que, de ser dicho, lo haría pensar distinto. Y las cosas que no aportan, no suman y no cambian el sentido de los acontecimientos y de las decisiones, NO HAY QUE DECIRLAS.
Y esto porque?
Por 2 simples razones:
1) Aprender a cuidar a los demás y 2) Exigir que te cuiden.
Entonces, después de siempre, aprendí a administrar mis verdades dichas y exigir las esperadas.