sábado, 17 de septiembre de 2011

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Vuelvo, quiero creer que estoy volviendo.
Conozco de memoria este camino y sin embargo todavía me sorprendo (Benedetti)
Ultimo post... 14 de junio.
Ya pasaron casi tres meses y no cumplí con la entrega mensual alguna vez propuesta... igualmente de que sirve tanta previsión si al final se trata de escribir cuando hay algo... bueno también cuando no hay nada... más que ganas.
Debo reconocer que hubo más de un hecho que me inspiró para escribir en este tiempo, pero era solo eso... inspiración.
Faltaron el tiempo, las ganas y algún "yo que se" que hace que uno se siente frente al teclado a relatar algún vaivén de la vida...
Ayer fui a comer a lo de la Pili, y entre algunas de las charlas de la noche la que me quedó más presente fue la de la potencia que tiene el contagio de los buenos gestos cotidianos... por ejemplo:
Dejando cruzar a la gente en las sendas peatonales, dejando pasar al otro en los amontonamientos automovilísticos, devolviendo una sonrisa al que te maltrata, abrazando al amigo que anda medio enojado, y sonriendo ante el mal gesto...
Nos convencimos de que estos gestos pueden alegrar el día del otro sin mucha intención ni esfuerzo, y que eso es contagioso.
Y que un buen gesto genera otro... y que así, al menos en la mínima circunferencia de influencia personal de cada uno, todos somos un poco responsables de la alegría de todos.

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